Fernando León de Aranoa
La vida alrededor
Ernesto J. Pastor
Fernando León de Aranoa, (Madrid, 1968)
En los últimos años muchas son las películas españolas que se han rodado pero poco es el cine que se ha hecho. Fernando León forma parte de ese segundo y minoritario grupo que hacen Cine, aunando al mismo tiempo el respaldo comercial y cierto carácter de cine de autor. Desde su sonado debut en el largo en 1996 con Familia hasta su cuarto y último largometraje Princesas recientemente estrenado, Fernando León está construyendo una excelente carrera cinematografía, plena de sincera y dolorosa sensibilidad, cuyos orígenes podemos fácilmente rastrear en sus trabajos cortos, ya sean éstos los cuentos escritos, los trabajos en vídeo de la facultad, los mediometrajes documentales rodados o en su único cortometraje de ficción rodado en formato cinematográfico.
Su punto de partida fue el dibujo y ya en su familia podemos encontrar antecedentes pictóricos, como el de su tío abuelo, que fue un conocido pintor vasco o el caso de una tía que era pintora y restauradora. De hecho, y tras estudiar en un colegio religioso, su primera intención fue realizar Bellas Artes pero un absurdo error de fechas (¡la vida en un hilo!) le llevó a matricularse en la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense en Madrid. Durante cuatro años compaginó los estudios en la facultad con un trabajo de dibujante en la agencia de publicidad Grey. En la Complutense hizo algún corto en vídeo como El perfeccionista (1987) que iba sobre un pintor obsesionado por la creación, Citizen (1988) o Espejito, espejito (1988) que consta en alguna filmografía pero que en realidad no existe, eran prácticas de clase que se rodaban en vídeo y luego se borraba la cinta. Espejito, espejito, era un corto sencillo, un ejercicio de ejes, una conversación muy trivial delante de un espejo entre dos personajes y un tercero que aparecía de pronto. La intención era cambiar el eje todas las veces que se necesitara, de forma que hablaban dos personajes, que en realidad eran cuatro, por la repetición del espejo, e irrumpía un quinto. Dadas las carencias prácticas de la Facultad, complementa sus estudios con un curso de dirección en vídeo en una academia privada, otro de escritura de cuentos con Antonio Muñoz Molina, o un curso que realiza en 1989 de tres semanas donde se enseñaba guión, interpretación y que impartían Manolo Matji, Lola Salvador y Joaquín Oristrell.
Inicialmente trabaja como guionista para muy diversos programas televisivos, como el showman Pero, ¿esto qué es?, para el que escribe números cómicos, programas deportivos como El friki, Telepasión, series como Unisex, la segunda parte de Turno de oficio. Diez años después, la tv movie Se alquila, el famosísimo Un, dos, tres,...de Chicho Ibáñez Serrador o episodios para Martes y Trece. Adquiere de esta forma una gran experiencia en materia de guión que le será de enorme utilidad para su posterior trabajo cinematográfico.
1994 supone su salto a la gran pantalla al escribir el guión de Los hombres siempre mienten (Antonio del Real, 1994) que firma junto a David Planell. Aparentemente, y tras conocer la posterior carrera como director de Aranoa, puede sorprender la extraña afinidad que se establece entre cineastas tan alejados temáticamente como Antonio del Real y Fernando León, relación puramente comercial que se prolonga hasta 1998 en tres nuevas películas alimenticias: Por fin solos (1994), Corazón loco (1997) y Cha, cha , chá (1998).
Es también en 1994 cuando Fernando León rueda su primer y único cortometraje en formato cinematográfico, Sirenas (1994). Dice Fernando León en la presentación que hace de su cortometraje: Sirenas es una historia sobre los paraísos propios y los ajenos, sobre el momento en el que la fantasía inmoviliza la realidad, y la toma de rehén... Sirenas es una historia acerca de la mirada que tenemos sobre las cosas, que es lo más importante. Más importante que las propias cosas. Ya en este guión, cuyo story-board dibuja por completo, se observa su medición milimétrica, son estructuras perfectamente hilvanadas donde no es fácil encontrar resquicios. Un guión original que parte de una de las historias, la del abuelo, que se cuentan en el relato Lapiceros, cuento que fue premiado con el Segundo Premio Antonio Machado y que sin embargo nunca concibió visualmente. Al plantearse la realización de este corto eligió la historia que más le gustaba. Escribió un guión un tanto largo, como si de un mediometraje se tratase, que tuvo que recortar hasta los quince minutos siguiendo las pautas que le marcó su productor y antiguo profesor Manolo Matji. Aranoa reconoce que para estar bien contado debería haber mantenido la duración inicialmente prevista. El corto se abre con una cita de La Odisea, el relato atribuido a Homero, donde nos habla de las sirenas, sus cánticos y como el corazón de Ulises sintió un deseo irresistible de seguirlas. Aranoa juega con el doble sentido de las sirenas: las sirenas como personajes mitológicos y las sirenas de las ambulancias; de cualquiera de las formas ambas como augurio de muerte. Ulises se libró tapándose los oídos y atándose al mástil, y el abuelo Antonio, el protagonista del corto, se libró de la muerte en un naufragio por estar sordo. Su nieto, interpretado por Daniel Guzmán, es el que articula la historia asumiendo el papel de narrador a través de su voz en off. El abuelo llega a Madrid y lo primero que hace nada más bajarse del autocar es preguntar ¿dónde está el mar? Él, el más anciano, fue el único superviviente del naufragio de un pesquero, porque según él, al estar sordo no escuchó los cantos de las sirenas que se llevaron a sus catorce compañeros. Ahora no es más que un marinero en tierra que deambula por las casas de los hijos, mirando con enorme tristeza, a través de las ventanas, los anuncios publicitarios donde se ve y se oye el mar. Aranoa pensaba que merecía la pena hablar de esa capacidad para encontrar la belleza en los rincones más sórdidos, lo que equivale a decirle al espectador: las cosas dependen de cómo tú las mires o las quieras ver. El nieto decide un día comprarle un aparato para sordos y es entonces cuando el abuelo muere del todo, en realidad él decía que había muerto en aquel naufragio. Una bella historia, cinematográficamente bien narrada con la que obtuvo varios reconocimientos como el Primer Premio Comunidad de Madrid del Festival de Alcalá de Henares de 1994 y el premio al mejor guión en el Festival de Cine Independiente de Badalona. Aranoa ya imprime en este su debut, el que será su sello característico: un cine de personajes donde lo que cuenta es el contenido, narrado de forma clásica, un director invisible en cuanto a la forma, de los que no se notan, narrativamente tranquilo, sin alardes gratuitos en los planos, en los movimientos de cámara o en el montaje; algo que, y salvando las lógicas distancias temáticas, recuerda al mejor John Ford.
Alguien dijo una vez que con un largometraje podías ganar por puntos, pero con el corto tenías que ganar por K.O. y así fue lo que pasó con Sirenas. El corto, como cebo, como pista para los productores de largos, cumplió su papel al lograr que Elías Querejeta, a través de Gracia su hija, se interesase por el trabajo de Aranoa. Poco después Elías oyó hablar de una historia, titulada Familiade la que Aranoa había escrito un tratamiento de cincuenta páginas. Sin embargo, antes de rodar Familia, Aranoa se implica, junto a Javier Corcuera y Jordi Abusada, en otro de esos proyectos comercialmente absurdos pero repletos de compromiso social. El documental Refugiados de Bosnia/Izbjeglice (1995) fue un encargo de una ONG, concretamente el MPDL (Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad), para mostrar el trabajo de una chica de esa organización con los refugiados en Bosnia. La población civil era víctima en los tres lados: Serbia, Bosnia y Croacia, y eso era necesario mostrarlo con equidad. Emplearon entre quince o veinte días de agotador trabajo para terminar un documental que finalmente no llegó a emitirse. Al parecer los miembros de la ONG no quedaron muy conformes con la visión de conjunto que el documental mostraba, como si el sufrimiento sólo pudiera estar de un lado y no del otro.
Después vendría su aclamada ópera prima Familia (1996) a la que seguiría Barrio (1998), dos inteligentes películas con las que obtendría innumerables premios. Sorprende que Fernando León nunca haya recurrido a fuentes literarias, no son las historias de otros las que él quiere contar, aunque de vez en cuando me gusta escribir a pie forzado, es decir, que me empujen a pensar.
Aranoa se erige en un cineasta del presente que se alimenta de la experiencia de la vida, siendo testigo a través de sus documentales, de hechos históricos. Es así como en el 2001 se implica en Caminantes, un mediometraje documental de cincuenta y ocho minutos que inicia en México en febrero de 2001. Es entonces cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) comienza una marcha desde San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, hacia la capital del país para exigir el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el gobierno federal en febrero de 1996 en las mesas de diálogo de San Andrés. Compromisos no cumplidos entre los que figuraba un proyecto de ley para reconocer los derechos y la cultura de los pueblos indígenas El grueso del documental es la historia de una de las comunidades por la que pasará la caravana zapatista. Los niños preparan una obra de teatro titulada Caminantes, donde diez niños interpretan al que camina con dudas porque perdió su camino, al que camina haciendo equilibrios, al que camina descalzo, al que camina despacito,... Toda una galería de personajes fácilmente trasladables a nosotros mismos. Fernando León va intercalando la entrevista con el subcomandante Marcos, entrevista que consiguieron in extremis, a lo largo de todo el documental. Va dosificando su discurso que va desde lo más importante (la muerte ignorada de una pequeña niña indígena por falta de medicamentos) a lo más nimio (las estériles disputas de los políticos). El zapatismo es el arado que levanta la tierra a su paso removiendo las conciencias de aquellos que admiten la pobreza como descuido de la humanidad, que consideran a los pobres como el lastre del que puede prescindir el capital, que no sufren por la desintegración familiar debido a la emigración masiva hacia el paraíso estadounidense, quedando los niños de siete-ocho al cargo de sus hermanos más pequeños.... El documental finaliza con una especie de epílogo que recoge la llegada de la caravana a la Ciudad de México el 11 de marzo de 2001. El 23 de marzo parte de la delegación zapatista interviene ante el Congreso de la Unión. Un mes más tarde se firmó una ley sobre derechos y cultura indígenas, que modificaba lo acordado en 1996. El final es toda una declaración de principios, el subcomandante Marcos le dice a Aranoa que le va a hacer dos regalos, el primero es una fotografía de él y le muestra un espejo (Aranoa es Marcos, o nosotros mismos, que vemos el documental, nos reflejamos en ese espejo) y el segundo es que va a descubrir su rostro quitándose el pasamontañas, sin embargo, cuando hace el gesto de desprenderse del mismo, el plano se encadena rápidamente con el de decenas de personas anónimos, gentes del pueblo, que van descubriendo su rostro: niños, mujeres, blancos, negros, jóvenes, mayores,... Es la humanidad entera quién está detrás de ese pasamontañas, dando la cara para hacer justas las reivindicaciones de los más desfavorecidos. Caminantes se exhibió a concurso en la sección Tiempo de Historia del Festival de Valladolid de 2001 y en el Festival de Alcalá de Henares de 2001 donde obtuvo el Premio Festival de Cine de Alcalá de Henares/Comunidad de Madrid, dentro de la sección Pantalla abierta a los Nuevos Realizadores.
Recientemente Aranoa ha estrenado su cuarto largometraje de ficción, Princesas, donde asume, por vez primera, la faceta de productor. Princesas, Los lunes al sol y Barrio, teóricamente tres obras de ficción donde subyace un acertado fondo documental. Quizás haya llegado el momento para un cine español socialmente verdadero.
FILMOGRAFÍA: 1987: El perfeccionista, vídeo: 1988: Espejito, espejito, vídeo; 1988: Citizen, vídeo; 1994: Sirenas, cm; 1995: Izbjeglice/Refugiados de Bosnia, doc; 2001: Caminantes, mm. doc.