Cabiria (Giovanni Pastrone, 1914):

 

La versión original de 1914 se da por perdida. En 1931 se hizo una nueva reconstrucción sonorizada con nuevas secuencias rodadas y que alargaban la secuencia en el templo de Moloch, además de modificar la velocidad de proyección de 16 a 20 imágenes por segundo. En 1995 se hizo otra reconstrucción que eliminó esas secuencias añadidas en 1931 y añadió unos 100 metros procedentes de la copia española de la Filmoteca. La película que hoy vemos es una reconstrucción del 2006 que se mostró en el Festival de Cannes de aquel año y en el Festival de Berlín de 2007 presentada por Martin Scorsese. Casi todo el metraje se ha recuperado, de los 3364 metros de la película original de 1914 se conservan 3102 metros lo que supone una duración de 169 minutos a 16 fotogramas por segundo o 151 minutos a 18 fotogramas por segundo.

 

Ambientada en el siglo III a. de C. Cabiria es el nombre de la hija del patricio Batto. Según el Museo Nazionale del Cinema el guión corresponde Il romanzo delle fiamme de Emilio Salgari del cual no hay ni rastro en los créditos iniciales. De la niña Cabiria pasamos a la joven Cabiria con el trasfondo histórico la segunda guerra púnica entre Cartago y Roma. La erupción del Etna, su captura por los piratas fenicios, su venta como esclava en Cartago, su sacrificio frustrado gracias a la intervención del romano Fulvio Axila y de su esclavo Maciste, su vida como sirvienta de Sofonisbe y su liberación final. Es la primera vez que aparece el personaje de Maciste que dará lugar a toda una saga (en España con el nombre de Hércules).

 

En el segundo plano de la película, en la villa del patricio Batto, observamos un primer travelling donde la cámara avanza frontalmente y muy lentamente para encuadrar más próxima la escena familiar. Es un movimiento muy suave, casi mágico, que te pone la carne de gallina al estar presenciando el que seguramente es el primer travelling de la historia del cine (en “Amor que mata” de Fructuós Gelabert de 1909 hay una secuencia rodada con la cámara colocada en un vehículo). A lo largo del metraje se realizan varios travelling, siempre muy lentos, y en ocasiones en la misma localización, por ejemplo, a la puerta de la taberna “El mono rayado” o en el cuarto de esta misma taberna, donde Fulvio y Maciste se esconden.

 

            El templo de Moloch es espectacular, tanto su exterior como su interior. La entrada al templo es una gran boca de un monstruo con tres ojos. Al subir unos escalones exteriores dos grandes manos “atrapan” a los visitantes. Los niños son sacrificados arrojándolos al fuego del interior de una gran estatua cuya boca se abre y cierra. Nada que envidiar a las películas de Indiana Jones.

 

La escena del volcán Etna en erupción (en rojo), así como la destrucción de la villa de Batto están técnicamente muy logradas. Fue Segundo de Chomón el que se encargó de estos efectos especiales. Hay otros dos momentos muy logrados de efectos especiales: el sueño de Sofonisbe (una mano, más bien garra, trata de agarrarla, aparece la cara del monstruo de Moloch y ella atrapada entre sus dientes) y el plano final en el barco donde vemos un corro circular, parece que de ángeles, sobrevolando las cabezas de los felices Fulvio, Cabiria y Maciste.

 

Otro momento que sorprende es la entrada de Fulvio en la ciudad de Cirta. Los romanos llegan al pie de sus murallas y van levantando diferentes niveles utilizando sus cuerpos y los escudos lo que permite a Fulvio ir ascendiendo hasta saltar la muralla. Jamás, en ninguna otra película, había visto algo parecido.

 

El lenguaje de los intertítulos es muy rimbombante, en ocasiones difícilmente inteligible, muy poético como corresponde a Gabriele D´Annunzio.

 

Narrativamente la película avanza de forma eficaz si bien hay secuencias no resueltas. Por ejemplo cuando se ve a Aníbal atravesando los Alpes, a continuación no hay ninguna mención  a este famoso episodio. Es posible que coincida con los escasos metros que faltan del metraje original. El paso de esos diez años que se supone que permanece Maciste empujando la noria de piedra no se muestra de forma eficaz (recordemos muchos años después la secuencia de Conan)

 

Esta es la película que David Ward Griffith parece ser que vio en el Pabellón de Italia en la Exposición Universal de San Francisco de 1915 (se recrea en la película "Buenos días, Babilonia" de los hermanos Taviani) y le inspiró para "Intolerancia".

 

En Youtube puede verse una versión de 126 minutos en blanco y negro con rótulos modernos en inglés y copyright de 1990. http://youtu.be/gOWicOwtHa8.

 

Hay otra versión de 105 minutos con rótulos antiguos en italiano en http://youtu.be/hl3fPRNM65I

 

Podemos encontrar algunos textos coetáneos de esta película en:

 

* Portada de Gabriele D´Annunzio en la revista "El Cine", nº 154, 26 de diciembre de 1914.

 

* Anuncio a toda página en "El Cine", nº 157, 16 de enero de 1915.

 

* Artículo "¿Hablemos de Cabiria? en "El Cine", nº 159, 30 de enero de 1915, página 10.

 

* Anuncio y comentarios en "El Cine", nº 161, 13 de febrero de 1915.

 

 

 

.- Los últimos días de Pompeya (Eleuterio Rodolfi, 1913)

 

 

Restaurada en el 2006. Técnicamente muy inferior a “Cabiria”, con decorados menos espectaculares y efectos especiales más rudimentarios. La práctica totalidad de los planos son fijos exceptuando unas panorámicas muy suaves (con algún basculamiento) en las secuencias de las piedras humeantes (se supone que es lava) en la ladera del Vesubio. Una secuencia sosa que no transmite la idea de destrucción. La secuencia de la erupción es igualmente muy inferior a la de “Cabiria”. El volcán no resulta tan amenazante, tan próximo. Hay un plano bastante curioso de imagen partida cuando el sacerdote Arbaces muestra a Iona, en el templo de Isis, los devaneos de su amado Clauco con otras mujeres (se supone que es un truco de magia). En el margen superior derecho aparece Glauco. En el margen inferior izquierdo aparece Iona contemplando la escena. En diagonal y cortado, no de forma rectilínea sino trazando semicírculos, la división de ambos planos. Destacar también un plano bellísimo, estéticamente maravilloso, cuando Glauco e Iona pasean por un jardín de columnas, Nidia les sigue escondiéndose tras las columnas. Las columnas en diagonal de margen superior izquierda a margen inferior derecha, el plano fijo, los actores avanzando, el sol poniéndose en el margen superior derecho, una tonalidad amarilla-anaranjada que transmite la sensación del ocaso. Bellísimo.

Sorprende la presencia del templo dedicado a Isis y los sacerdotes egipcios con el malvado Arbaces a la cabeza. Supongo que de esta manera se justifica su muerte final y el por qué Apedice, un romano, renuncia a esas prácticas. Toda la película es la historia del amor no correspondido de Nidia por Glauco. La erupción final y la destrucción de Pompeya es el colofón trágico a una historia de amor. Nidia, gracias a su ceguera, sabe orientarse en medio de la lluvia de cenizas y ayuda a Glauco y a su amada, Iona, a escapar en un barco. A continuación Nidia “encuentra la paz” suicidándose.

La secuencia de la destrucción de Pompeya (en rojo) está bien resuelta aunque no alcanza la efectividad de, por ejemplo, la destrucción de la villa de Batto en “Cabiria”.  Es, digamos, menos espectacular. 

Un aspecto narrativo a destacar es cómo va intercalando la secuencia del circo, con los gladiadores y las fieras, y la secuencia de la huida de Nidia del calabozo del templo de Isis y la posterior búsqueda de Claudio. Esta narrativa intercalando distintas secuencias ya venía de “antiguo” (uno de los ejemplos más famosos es “Asalto y robo de un tren” de Edwin S. Porter, 1903). Puede verse el fragmento de “Los últimos días de Pompeya” en http://youtu.be/r9_TXuOZ9Fk