DECÁLOGO

Krzysztof Kieslowski

(1988)

 

.- (***) “Dekalog, Jeden. Varsovia. Krzystof es un matemático que educa a su hijo Pawel de acuerdo con principios de racionalidad absoluta. Un día calcula con su hijo en el ordenador la posibilidad de patinar sobre un lago semihelado. Pero la noche llega y Pawel no regresa a su casa…

 

Corresponde al capítulo primero. En teoría correspondería a “Amarás a Dios sobre todas las cosas” aunque en realidad el título del episodio es sencillamente “Decálogo, uno”. Podría haberse titulado “Espera lo inesperado”. Evidentemente el guión (firmado por Krzysztof Kieslowski y Krzysztof Piesiewicz) gira en torno al eterno debate entre Razón y Fe, entre Ciencia y Religión. El padre es un profesor universitario amante de la ciencia, los ordenadores y el ajedrez. Su hermana (la tía Irene) es creyente. La madre del niño está ausente (se da a entender que sus padres se separaron y vive en otro país con otro huso horario). Pawel, como cualquier niño de 10 años, no sabe a qué atenerse. La visión de un perro muerto que han encontrado por la zona le afectó profundamente. Pregunta a su padre y pregunta a su tía sobre la muerte, sobre Dios…. La narración corresponde a un lenguaje narrativo clásico con su presentación, su desarrollo y su clímax final. Repleta de pequeños detalles que te atrapan la mirada: la tinta que se derrama, ese misterioso “am ready” en la pantalla del ordenador, ese gesto del padre tratando de mantener la calma y subiendo en el ascensor en vez de subir precipitadamente la escalera… Y como no la música de Zbgniew Preisner y la fotografía de Wieslaw Zdort que contribuyen a crear esa atmósfera tan especial y tan trágica. Puro Kieslowski.

 

 

.- (**) “Dekalog, dwa. Varsovia. Él es un hombre mayor médico y director de un hospital (Aleksander Bardini). Su vecina Dorota (Krystyna Janda), una mujer de mediana edad que toca en la Filarmónica, tiene a su marido gravemente enfermo de cáncer en ese hospital. Ella quiere saber qué posibilidades de recuperación tiene porque existe un “problema”: está embarazada, pero no de su marido, sino de un amigo íntimo de la pareja y si el marido sobrevive no puede, no quiere, tener a ese hijo. El médico afirma no poder darle una respuesta porque la desconoce. Ella está decidida a abortar aún sabiendo que probablemente no volverá a quedarse embarazada.

 

Capítulo segundo. En este caso el guión, firmado igualmente por Krzysztof Kieslowski y Krzysztof Piesiewicz, gira en torno al milagro de la vida. Mantiene ese tono intimista utilizando un lenguaje narrativo clásico. De nuevo la muerte está muy presente desde el principio a través de un conejo que ha encontrado muerto el barrendero. Y de nuevo pequeños detalles son los que te muestran la realidad que no vemos pero que subyace en el interior de los personajes, algo intangible pero que marca sobremanera sus actos (el cuadro con el retrato de los hijos del médico que en un plano gira contra la pared, los relatos que éste cuenta a Bárbara, una mujer que le limpia la casa, el descubrir que su mujer e hijos murieron…).

 

 

En un momento determinado ella le pregunta al médico si cree en Dios y éste le responde que tiene un Dios que para él, es suficiente “supongo”. Llama la atención un largo plano compuesto de diferentes movimientos: plano de ella en la ventana, basculamiento de arriba a abajo con ligero movimiento a la izquierda hasta enfocar al médico mirando por la ventana (en un saturado y llamativo color rojo que asemeja, se supone, al infierno), sigue la cámara en una panorámica de izquierda a derecha que acelera su recorrido hasta difuminarse y encuadrar al marido postrado en la cama del hospital. Ha habido un corte en esa rápida panorámica pero podría hablarse de un mismo plano dado que comunica a los tres personajes. Además ese plano continúa hasta enfocar un vaso donde un insecto trata de escapar del líquido ascendiendo por el cubierto, y lo logra, de milagro, pero lo consigue. De igual manera el marido logra aferrarse a la vida y se produce el milagro, o sencillamente, como le dice el médico a la mujer en una secuencia anterior: “he visto a muchas personas en mi vida que tenían que haber muerto y no murieron, y a otros que han muerto sin razón alguna”. Y el propio marido, hablando con el médico, expresa su felicidad al  hablar de otro milagro cuando le dice que su mujer está embarazada.

 

De nuevo un capítulo repleto de una enorme sensibilidad, donde el ser humano con  sus muchas debilidades y con alguna fortaleza trata de Vivir (y me acuerdo de Kurosawa). Llevo años pensando que la vida es un milagro y se producen milagros y tragedias inexplicables a cada segundo de la existencia. No los vemos pero existen.