.- (****) Eleni (Théo Angelopoulos, Grecia, Francia, Italia, 2004):

         Fuera de concurso. Aplausos en el Calderón (aunque menos de los que esperaba). ¿Qué es el cine?: Eleni es la respuesta (plagio deliberadamente una respuesta que se dio hace tiempo a propósito de la película de Billy Wilder, Perdición). Primera entrega de una trilogía. De la película del MAESTRO griego se podía escribir varios libros. ¡Qué lástima que sólo haya durado 170 minutos! Y no me estoy contradiciendo con lo expuesto anteriormente. En este caso sí está plenamente justificado su metraje. Nos está narrando en tan corto espacio de tiempo 30 años de la historia de Grecia, desde 1919 a 1949. Final exacto como corresponde a un AUTOR: la madre, que ha perdido a sus únicos dos hijos en la guerra civil que destrozó aún más Grecia al acabar la segunda guerra mundial; la madre, junto al cadáver de uno de ellos, lanza, mientras levanta la cabeza hacia el cielo, dos desgarradores gritos (¿uno por cada hijo?). He escuchado gritar a la madre que sostiene al hijo muerto en el Guernica de Picasso. He escuchado el grito de Edward Munch. ¡Y también ha perdido a su marido en Okinawa! Como ella dice ya no tiene a nadie a quién esperar. Una vida desgraciada desde su infancia, cuando con tres añitos perdió a sus padres en Odessa y llegó a Salónica adoptada por un matrimonio que tenía un hijo. Es maravilloso cómo la niña busca la mano del "hermano" para encontrar algo de amor. Y ambos, con el tiempo, se enamorarán. Pero su futuro será terrible. Ella queda embarazada con unos 14-15 años del "hermano" y además de gemelos. La madre se inventa una enfermedad para alejar a la niña y entregan los gemelos a una familia acomodada. Años después la madre adoptiva ha muerto y pretenden que se case con el "padre". Pero ella huye vestida de novia con el "hermano". Un dramón contado con enorme sensibilidad. Años más tarde conseguirán que los hijos estén con ellos. Es curioso la dualidad que nos ofrece Eleni con sus vestidos: el vestido de novia blanco (de su juventud) tiene una gran relevancia durante gran parte de la película pero luego es sustituido por un traje permanentemente negro (de su madurez). La vida ennegrece.

         La película es de una belleza estética sublime. Tiene planos maravillosos jamás vistos en cine (los 20 carneros que han sido degollados y cuelgan de las ramas de un árbol sin hojas y la sangre fundiéndose con la tierra). Las sábanas blancas extendidas, colgadas de cuerdas, al viento junto al mar (véase Ordet de Dreyer). Las barcas con estandartes negros tras el féretro. El abrazo de los dos hermanos enfrentados por una maldita guerra civil. Hay una frase genial cuando a propósito de la guerra civil griega se dice: " Han llevado a la democracia enferma hasta el suicidio".

En la rueda de prensa posterior he podido hacerle esta pregunta:

         "Al igual que Bertolucci en los años setenta con Novecento, usted nos cuenta parte de la historia de Grecia en la primera mitad del siglo XX, e igual que Bertolucci no entra a analizar cuestiones históricas, es como si el hombre en vez de hacer la historia, sufriera la historia, y especialmente, las madres":

         En su respuesta ha explicado que Bertolucci se limitó a la historia de Italia y él, en las dos partes que faltan de esta trilogía van a recorrer otros países y ciudades, como Moscú, y que la tercera parte va a ser íntegramente en Nueva York. Y dice: "me pasé la juventud luchando y haciendo películas, pero ahora el mundo ha demostrado ser mucho más cínico. El siglo XX empezó y terminó con Sarajevo. Ahora es Irak". Afirma que siempre se ha sentido de izquierdas, pero que ahora no sabe lo que es eso. Se le ha notado en sus palabras un gran desencanto hacia la situación actual.

         Para mí es la gran película de este Festival (por lo menos hasta hoy miércoles).

         Daría las dos manos por poder trabajar con este ARTISTA para rodar las dos partes que faltan de esta trilogía…