TERESA DE JESÚS

 

Marugán, Segovia, 18 de Octubre de 2015

 

 

Muchas gracias por asistir a la inauguración del ciclo dedicado a Teresa de Jesús de la que en este año se conmemora el 500 aniversario de su nacimiento. Desde hoy y hasta el próximo domingo podrán seguir, si les place, la proyección de los ocho episodios que conforman la serie (cada episodio no llega a la hora de duración), más un pequeño y macabro epílogo con el que se cerrará, el próximo domingo, las proyecciones  (ya sabrán ustedes, si ven el último episodio, por qué digo lo de macabro).

 

Esta serie fue emitida por Televisión Española en 1983, es decir, hace ya 32 años. Y fue dirigida por Josefina Molina e interpretada por Concha Velasco, una actriz por entonces ya consagrada en cine, teatro y televisión. Los finales de los setenta y principios de los ochenta (cuando aún no existían las televisiones privadas) fueron años gloriosos para series televisivas de una enorme calidad artística y técnica, como “La barraca”, “Cañas y barro”, aquella “Fortunata y Jacinta” interpretada por Ana Belén, “Los gozos y las sombras” con Amparo Rivelles y Charo López… Series que aún hoy se recuerdan y que de vez en cuando se emiten por la 2. Es, en ese añorado marco de literatura, televisión y cine (porque estas producciones televisivas se rodaban en formato cinematográfico) donde podemos situar la serie que vamos a ver.

 

Josefina Molina, cordobesa y nacida en 1936, la directora de “Teresa de Jesús”, fue la primera mujer directora diplomada, en 1969, en la Escuela Oficial de Cine. Evidentemente ya existían otras mujeres directoras, muy pocas, como por ejemplo la barcelonesa Rosario Pi (en los años 30) o Ana Mariscal (en los años 50 y 60) pero no se habían diplomado en tan afamada escuela. La actividad de Josefina Molina, aunque ya había dirigido cine, estaba muy enfocada a la televisión.  Quizás, recuerden su película más famosa, “Función de noche” de 1981, con Daniel Dicenta y Lola Herrera, una película muy ligada a Miguel Delibes y a su obra “Cinco horas con Mario” que posteriormente dirigiría Josefina Molina para teatro en varias ocasiones. Cuando le ofrecieron el proyecto de “Teresa de Jesús” Josefina Molina se encontró con unos guiones escritos para televisión por Santiago Moncada en 1972 que no se realizaron. Moncada era por entonces un afamado autor teatral. Josefina Molina los leyó pero se encontró con una visión más espectacular y al mismo tiempo más artificial. Ella quería, ante todo, retratar a la mujer, a la escritora, a la religiosa, a la nieta de judíos conversos. La serie, que inicialmente se iba a titular “Castillo interior”, no se llama “Santa Teresa de Jesús” sino simplemente “Teresa de Jesús”. El aspecto de Santa, aunque está presente en la serie, reviste menor relieve. Lo que le importaba a Josefina Molina era la mujer del siglo XVI que lucha, que se enfrenta a la poderosa Iglesia Católica establecida, a los “calzados”, a la Inquisición…. Algún quebradero de cabeza le dio al mismísimo Felipe II. Una mujer que sufre enormemente por su dolor físico y sobre todo por su dolor espiritual. Es la visión humana la que prevalece sobre la visión mística. Y esto se expone con un ritmo pausado, tranquilo, como si contempláramos las aguas calmadas de un río. Este era el propósito de Josefina Molina.

 

Respecto a Concha Velasco decir que siempre ha considerado, como su mejor papel, el de Teresa de Jesús, lo que da idea de su magnífica interpretación por la que recibió varios premios. Cuenta Concha Velasco, en el libro de Andrés Arconada, “Diario de una actriz”, que quizás, gracias a Santa Teresa, no se quedó ciega. Les explico. El inicio del rodaje estaba previsto para junio de 1982. Un poco antes, en mayo, Josefina Molina le pidió a Concha Velasco que se hiciese unas lentillas opacas para dar esa sensación, en la mirada, de vejez del personaje. Se hizo una revisión y gracias a eso le detectaron un desprendimiento de retina. La tuvieron que operar de urgencia, de un día para otro, y el rodaje se tuvo que aplazar hasta noviembre. Por supuesto, la esperaron. No podía haber otra Teresa de Jesús y Concha aprovechó esos meses para profundizar en el estudio del personaje. Algo, tan aparentemente nimio como el andar con un hábito, debía ensayarse una y otra vez para que pareciera natural.

 

La serie contó con un presupuesto de 200 millones de pesetas, una cantidad que Josefina Molina consideraba adecuada (por ejemplo “El crimen de cuenca” de Pilar Miró que se había rodado tres años antes tuvo un presupuesto de 30 millones). Se formó un equipo con más de 100 personas que vivieron, durante nueves meses, una auténtica trashumancia por escenarios naturales de Ávila, Cáceres, Segovia (verán ustedes el interior de El Alcázar), en pueblos como Madrigal de las Altas Torres, La Alberca en Salamanca y en los Estudios Bronston y Chamartín de Madrid. La serie fue un gran éxito.

 

Bueno, como no quiero aburrirles, le esperan más de 350 actores, la música de José Nieto, la fotografía de Francisco Fraile, la dirección artística de Rafael Palmero, todos ellos creadores de primer nivel,  los diálogos sencillos y naturales de la escritora Carmen Martín Gaite y el asesoramiento histórico del que fue director de la Real Academia de la Lengua Española Víctor García de la Concha, y les esperan sobre todo los cielos de Castilla, que como dice, Teresa de Jesús en un momento de la serie, parecen mandar sobre la Tierra. Muchas gracias.