UN VIERNES CUALQUIERA

El pasado viernes 21 de mayo de 2004, nuestra amplísima oferta de ocio se vio incrementada aún más y en el terreno cinematográfico con catorce nuevos títulos. En el análisis pormenorizado de aquellos estrenos podemos encontrar datos muy significativos de la situación actual de nuestro cine. Ese día se estrenaron, al menos en las carteleras de Madrid, una película y un documental de producción española, una coproducción minoritaria con México, siete películas de los Estados Unidos, una de Francia, una coproducción franco-alemana y una de Corea del Sur. El otrora magnífico cine italiano echaba mano de una reposición de 1953 de Michelangelo Antonioni para seguir existiendo en nuestras pantallas (¿será éste nuestro destino?).

Entre las tres producciones españolas, podíamos encontrar:

·        El documental Un bosque de música (Ignacio Vilar, 2003) que se estrenó con nula campaña de promoción.

·        Una coproducción con México, Las pasiones de Sor Juana (Antonio García Molina, 2003) que se había empezado a rodar en julio de 1999. Tuvo una mínima publicidad en prensa que se tradujo en 26 espectadores y 137 euros de recaudación.

·        El único largometraje de ficción de producción 100% española y ópera prima de su realizador, Tánger (Juan Madrid, 2003) venía acompañado de un amplio lanzamiento publicitario en prensa, pero correspondía a un engendro de nula calidad artística y, previsiblemente, ínfima carrera comercial (véase crítica en San Sebastián 2003)

Tan patético panorama es, con puntuales excepciones, perfectamente extrapolable a cualquier otro fin de semana, cuando no mucho peor. Y si el gusto del público es el que decide ¿cómo competir contra Troya, Van Helsing, El día después, Harry Potter...? ¿qué producción española se ha atrevido a salir a la palestra el 30 de junio con Shrek 2? ¿habrá batido Shrek 2 las 525 copias con las que salió a nuestras carteleras Matrix reloaded?

El estreno de algunos títulos españoles supone también un serio obstáculo para el estreno de otras películas nacionales de menores expectativas. Sin duda, las 325 copias de La gran aventura de Mortadelo y Filemón o las más de 300 copias de Atraco a las tres... y media o El oro de Moscú habrán restado “hueco” a otras muchas películas.

Y por otra parte ¿qué sentido tiene estrenar y mantener en pantalla películas españolas si luego nadie va a verlas?. La libertad de mercado y la cultura no suelen ir de la mano.